El término significa “estar quemado” y ha sido utilizado en inglés dentro de la jerga deportiva, para describir una situación en la que, en contra de las expectativas del deportista, éste no lograba obtener los resultados esperados por más que se hubiera entrenado para conseguirlos. Fuera del contexto deportivo, Freudenberger (1974) utilizó por primera vez el vocablo “burnout” para referirse a los problemas de los servicios sociales, pero fue Cristina Maslach quién comenzó a divulgarlo en el Congreso Anual de la Asociación Americana de Psicólogos en 1977.
Ella utilizó esta expresión para referirse a cómo aquellos trabajadores que tenían un estrecho contacto con personas, después de meses o años de dedicación acababan “quemándose” en el trabajo. Al síndrome de burnout, también se le denomina “síndrome de quemarse por el trabajo”, “síndrome de desgaste profesional”, “síndrome de desgaste emocional” y “síndrome de agotamiento profesional”.
El síndrome de burnout hace referencia a un fenómeno de desgaste profesional observable en los profesionales que trabajan directamente con personas. Se suele conceptuar como el resultado de continuas y repetidas presiones emocionales asociadas con un compromiso intenso con los usuarios, pacientes o clientes, durante un período de tiempo prolongado.
También se ha definido el burnout como el resultado de la discrepancia entre las expectativas y los ideales individuales del trabajador con la cruda realidad de cada día en la vida profesional.
Los trabajadores que pueden ser susceptibles de burnout se encuentran con mayor frecuencia entre aquellas ocupaciones en las que se presta una atención constante y directa de ayuda a personas; es el caso de las profesiones sanitarias, sociales o educativas, y son algunos de estos trabajadores los que pueden desarrollar sentimientos cada vez más negativos hacia los pacientes, usuarios o alumnos.
Es conveniente reservar el diagnóstico de síndrome de burnout cuando se da específicamente en aquellas profesiones que mantienen un contacto directo y constante con personas, cuando entre ambos media una relación de ayuda o servicio y son beneficiarios del propio trabajo (docentes, sanitarios, trabajadores sociales, policía, soldados, personal de justicia, trabajadores de banca, árbitros y jueces deportivos, trabajadores del sector turístico, etc.) y el diagnóstico de estrés laboral, es el adecuado para las profesiones que carecen de contacto directo y constante con personas y que no tengan relación de ayuda o servicio.
- Acoso laboral o mobbing
Aunque se considere que el acoso laboral o mobbing es un fenómeno tan antiguo como la humanidad, se enfatiza que está relacionado con la estabilidad en el empleo y que sólo se desarrolla en países con un alto sistema de protección del trabajador. Este fenómeno no se entiende en ámbitos laborales subdesarrollados donde se despide y sanciona a los trabajadores libremente, porque carecen de derechos. La notoriedad que el fenómeno denominado mobbing o acoso laboral está alcanzando en los últimos años, obedece a la amplia divulgación que se le ha dado en los medios de comunicación. Este término fue utilizado inicialmente por el etólogo Konrad Lorenz (1966), al describir como mobbing los ataques que realiza un grupo de animales que se siente acosado o amenazado ante la presencia de un depredador potencialmente peligroso.
Posteriormente en 1972, Peter Paul Heinemann, médico sueco, observando el comportamiento de niños fuera de las horas de clase, tomó prestado el término de Konrad Lorenz para describir las conductas destructivas que presentaban algunos pequeños grupos de niños dirigidas, la mayoría de las veces, contra un niño solo. Leymann y Gustavson (1984) introducen el concepto de mobbing para describir una conducta similar a la descrita entre los animales y los niños, en el medio laboral, aunque como ellos mismos reconocen, éste no es un fenómeno nuevo, sino que posiblemente se ha producido desde siempre en todas las culturas. Así, puede asociarse a lo que algunos han denominado como “chivo expiatorio” (aquel miembro del grupo sobre el que se depositan los aspectos más rechazados).
Es posible que este tipo de comportamiento de hostigamiento pueda producirse en cualquier otro ámbito de las relaciones sociales (familia, escuela, vecindario, pareja, trabajo, etc.). Incluso se ha llegado a señalar la existencia del mobbing maternal, que hace referencia al acoso laboral a la mujer trabajadora hasta su despido, y tiene la particularidad de que no se realiza para destruir a la trabajadora, sino como hecho ejemplarizante para disuadir a las demás trabajadoras de tener más hijos.
- Adicción al trabajo
Muchas personas entran en contacto con diversas sustancias químicas para una búsqueda de sensaciones, como una alternativa al estrés o por otros problemas, y se dice que son adictos a drogas o tóxicos. Pero también se viene advirtiendo que una cantidad de trabajadores cada vez mayor, desarrolla un tipo de adicción sin sustancia, que se ha denominado “adicción al trabajo”.
Ser trabajador es una virtud, pero serlo en exceso y tener un elevado compromiso con la empresa puede dar lugar a la adicción al trabajo y por tanto, a un riesgo psicosocial. Para los adictos, el valor del trabajo es superior a las relaciones con compañeros, amigos y familiares. Esta obsesión por asumir más y más tareas, genera conflictos entre los trabajadores y en la organización.
Una particularidad de la adicción al trabajo que la diferencia de otras adicciones, es que se alaba y recompensa a la gente por trabajar en exceso, algo que casi nunca sucede con otras adicciones. La adicción al trabajo que afectaba principalmente a los hombres, en los últimos años se ha extendido entre las mujeres y se calcula que más del 20% de la población trabajadora mundial presenta esta adicción. En nuestra próxima edición, presentaremos otras situaciones relacionadas con el estrés laboral.